AHORA ES UN MERCADO

24.09.2023

Para las buenas ventas se necesita un 'buen lugar'. Brian Tolentino (20 años), quien oferta productos en el Terminal Naranjal – lugar que idóneamente se ha convertido en su espacio de trabajo – es un estudiante universitario de día y comerciante ambulatorio de noche. ¿Cómo ha logrado laborar cómodamente dentro de un lugar regulado por autoridades?      

                                                    Por Belén Araujo

¡Maní! ¡Habitas a un sol! Entre un mar de gente, aparecen los de siempre para salvar el hambre. Largas colas y una espera mínima de treinta minutos son suficientes para abrir el apetito. Felizmente – para los usuarios – todos los días con certeza, ellos están ahí. Por el contrario, para los de chaleco azul ellos no significan nada más que un dolor de cabeza que nunca cesa.

A medida que el día se vuelve noche, Brian llega al Terminal Naranjal del Metropolitano en el mejor horario para vender, exactamente a las cinco de la tarde como acostumbra diariamente desde hace 13 años. "Es mejor llegar a la hora pico, las personas esperan los buses y mientras se acumulan entre las filas compran maní o habitas", expresa él.

A medida que el día se vuelve noche, Brian llega al Terminal Naranjal del Metropolitano en el mejor horario para vender, exactamente a las cinco de la tarde como acostumbra diariamente desde hace 13 años. "Es mejor llegar a la hora pico, las personas esperan los buses y mientras se acumulan entre las filas compran maní o habitas", expresa él.

Antes de llegar a la estación y previo a entrar a su rol de comerciante, Brian es un universitario cursante del IV ciclo. Él asiste a clases hasta el mediodía, posteriormente se dirige a su casa para almorzar y preparar todo para su día de chamba. Desde que tenía siete años de edad se acostumbró a ir sin falta al Terminal, en ese entonces su objetivo era apoyar económicamente a su madre. Ahora, a sus veinte años, su necesidad es pagar su carrera.

Jóvenes peruanos como él tienen un panorama desfavorable. Las cifras obtenidas del informe anual de Empleo Nacional desarrollado por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), revelan que más del 73,5% de peruanos trabaja de manera informal. Los usuarios del Metropolitano aparentemente reconocen esto, y algunos como Rosa Orellana, afirman comprarles a los ambulantes porque quieren apoyarlos. "Además, ellos ofrecen practicidad porque se acercan a la cola para que compres y no pierdas tu lugar", argumenta la usuaria.

Vigilancia Perfecta

Es invierno del 2010, y aparece una esperanza para contrarrestar el caótico tráfico limeño. El Metropolitano es inaugurado, y empiezan a funcionar los terminales, entre ellos: Naranjal. Así, el personal de la Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU) inicia sus labores desplegando fiscalizadores, orientadores, y seguridad para mantener regularizada la estación ubicada en el norte de la ciudad.

Los vigías se posicionan en la zona de alimentadores para asegurarse de que nadie le saque la vuelta al reglamento de usuario. Como madre con su hijo, sacan las garras ante cualquier sujeto que intente incumplir alguna prohibición. El panorama destaca por el orden, ni quien se atreva a vender en el Terminal, porque de ser así, ellos estarán listos para liberar la zona.

El mercado Naranjal

En pleno 2023, imaginar la estación Naranjal sin comerciantes sería inusual. La aglomeración, como suma entre los usuarios que esperan buses y los vendedores, es el escenario habitual. Los fiscalizadores intentan, pero no lo logran. "Desde que iniciaron el proyecto de ampliación del Metropolitano zona norte hace falta personal", menciona José Luis, inspector de vía en el Terminal.

Para los comerciantes esta es su feria. "Pasando las seis de la tarde, aparecen vendedores por todas partes dentro de la zona de alimentadores, y eso se vuelve incontrolable", describe una colaboradora de ATU. Ellos ya han mapeado los horarios predilectos para la venta y como si se tratase de un mercado cuentan con una amplia oferta comercial. Proporcionan todo tipo de alimento desde 'chupetes' hasta postres recién horneados como pie de manzana.

Vigilancia Imperfecta

La mayoría de fiscalizadores son nuevos. Brian ha notado que ellos van rotando, por lo que cada vez hay menos personal de chaleco azul. A menos seguridad en el Terminal, mayor oportunidad de negocio. Ahora ya no hay persecución, antes correteaban tras los comerciantes, pero últimamente solo lo hacen dos o tres veces al día. Para evitar ser identificados por el personal, deben jugar al gato y al ratón desplazándose por toda la estación como si fuera su casa.

Para los colaboradores de la estación, como afirma una trabajadora, esto no es un juego. El personal de seguridad, los orientadores, e incluso los conductores están instruidos para regular está situación que afecta al cumplimiento del artículo 15, del capítulo IV, del reglamento que estipula la prohibición de la venta de bienes o servicios en los Terminales del Metropolitano, tal como se señala en la página oficial de ATU.

Parece un ciclo sin fin. El lado de la ley, afirma trabajar diariamente para combatir el problema, ante esto José Luis el inspector de vía, señala que los comerciantes abandonan la estación después de que los fiscalizadores ejercen presión. Sin embargo, ese panorama dura muy poco porque brevemente vuelven a aparecer. Por su lado los comerciantes dejan en evidencia que, al haber menos personal, ellos pueden laborar.

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