LA FORMALIZACIÓN DE LO INFORMAL
Calles colapsadas de vendedores ambulantes, repartidores de comida en bicicletas y motos, mercados donde se venden desde alimentos hasta medicamentos, plomeros, electricistas y mecánicos que trabajan "en negro". Todos estos son empleos muy comunes, pero también son la cara de la informalidad en el Perú. ¿Las autoridades son realmente las responsables de la normalización del comercio informal?
La informalidad laboral no solo afecta en la evasión de impuestos o las regulaciones de normas, sino que es la traducción de la baja productividad, salarios muy bajos y, más evidentemente durante la pandemia, en la exclusión del sistema de seguridad social de personas que necesitan apoyo económico en situaciones de emergencia.
Uno de los lugares donde el comercio informal ha quedado en segundo plano y se ha normalizado es el Centro de Lima. Los comerciantes informales toman las calles y jirones cerca a Mesa Redonda y Mercado Central e ignoran el plan de erradicación y reubicación de ambulantes que se indicó por la Municipalidad Metropolitana de Lima. Esta iniciativa buscaba que este grupo de vendedores se trasladen a lo que se llama "Huerta Encontrada"; pese a ello, días después se restablecieron.
Un reciente estudio del Banco Mundial reveló que un elevado porcentaje de trabajadores y empresas de las economías de mercados emergentes y en desarrollo (EMED), a nivel global operan fuera del marco tributario de los gobiernos. Con esto se espera un desafío que demora la recuperación de la economía post – pandemia. La solución a ello es la adopción de un conjunto integral de políticas para abordar los problemas que trae la economía informal.
Así como en el Centro de Lima, existen distintos puntos de venta informal que se intentaron erradicar. Las municipalidades de cada distrito como La Victoria, San Juan de Lurigancho, Cercado de Lima, Villa María del Triunfo, entre otros, se quiso realizar la implementación de normas regularizadoras. Sin embargo, el poder de los comerciantes resulta más fuerte. Después de un plazo de pocos días de la "regulación", miles de comerciantes regresan a sus puestos establecidos en calles no permitidas y continúan sus ventas como si nada hubiera pasado.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), tras el gran efecto de la pandemia, la cantidad de personas que busca trabajo de forma activa y recurren a lo informal debido a la falta del mismo, ha aumentado en más del 50%, superando los resultados pre – pandemia. Esto convierte a Perú como uno de los países más informales del continente, con una tasa del 73.9%, dato actualizado por la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho).
En países en desarrollo, como Perú, el comercio informal representa más del 70% del empleo total, y casi un tercio del producto interno bruto. La magnitud de esto reduce la capacidad de estos países de movilizar los recursos fiscales necesarios para gestionar la economía durante una crisis, desarrollar políticas macroeconómicas eficaces, y por último, formar capital humano para fortalecer el desarrollo a largo plazo.

Pese a los esfuerzos de las autoridades por regularizar el comercio informal, el problema va en torno a la desobediencia de los comerciantes. Estos deciden ignorar las normas con la confianza de que no van a recibir ningún tipo de sanción. Asimismo, las autoridades, después de muchos intentos, deciden ignorar a los comerciantes y siguen permitiendo la venta informal.
La informalidad está asociada a resultados económicos débiles que incluyen una cantidad reducida de recursos gubernamentales para combatir recesiones, genera mayor pobreza, hay menos desarrollo financiero y baja inversión. Debido a las limitaciones en el acceso a las redes de seguridad social durante la pandemia, muchas personas que trabajan en el sector informal no han podido quedarse en casa ni cumplir los requisitos del distanciamiento social.
Gran parte de la responsabilidad del comercio informal cae en los ambulantes y comerciantes que deciden no acatar las normas, pero a su vez en los fiscales en no sancionar correctamente la informalidad. Esto se ha convertido en un círculo vicioso sin fin debido a que se ha permitido durante muchos años la venta informal sin cumplir con las regulaciones planteadas.
Después de tres años de pandemia, en los que miles de personas perdieron su empleo y fueron obligados a dejar de trabajar, optaron por el camino más sencillo, laburar informalmente. Esta es una situación que tomará mucho tiempo regular, la cual es tarea de ambas partes involucradas.